miércoles, 19 de marzo de 2008

NO SE PUEDE JUSTIFICAR LA CRUELDAD DE UNOS ACTOS EN NOMBRE DE LA LIBERTAD & LA DEMOCRACIA . . . .

Ha pasado un lustro de la invasión que impulsó Estados Unidos tras una puesta en escena con sus fieles escuderos – Gran Bretaña & España – en las Azores, con un complaciente anfitrión portugués que hacía méritos para auparse en la escena internacional desde un despacho de Bruselas.

Hace pocos días, uno de los escuderos ya disfrutando de un opulento retiro de la política activa e inmerso de intermediario “lobbyista” y como flamante conferenciante, lanzó el pregón que vislumbraba el discurso que estaba por pronunciar el instigador de la atroz invasión de un territorio soberano aquel 19 de marzo de 2003.

La pedantería de las afirmaciones de un José Mª Aznar carente de calidad no sólo de su inglés atropellado sino también en su vergonzosa manipulación de datos y hechos para justificar su incongruente razonamiento, me hizo sentir vergüenza ajena al ser un español el que se prestaba a semejante audacia irresponsable. Sobre todo, al tratarse de un ex-mandatario de gobierno de nuestro Estado, no pude evitar una alteración de ánimo por la rabia de que semejante personaje tenga la oportunidad continuada de expresar sus pensamientos en detrimento de la realidad de los hechos.

Como era de esperar, hoy, el día del 5º aniversario de la invasión de Irak ha sido el mismísimo Presidente de Estados Unidos, George Bush, quien ha declarado que “ … la guerra … es justa, noble y necesaria …”

En unos días cuando el mundo cristiano vive escenas de penitencia por la Semana Santa mientras siguen muriendo civiles y militares no sólo en Irak sino en otros frentes con conflictos abiertos y otros latentes en Gaza, Afganistán, el Líbano, Kosovo o Tíbet, cualquiera que tenga una ética mínima en su conducta como ser humano tiene que reflexionar si existe posible justificación para refrendar una guerra, menos aún instigarla.

No me canso en recordar en mis seminarios y conferencias lo que Nietzsche afirmó con rotundidad, “ … no hay mayor perfidia que se pueda acometer contra una causa que defenderla con argumentos imperfectos …”

A mi entender, eso es precisamente lo que hacen los personajes de Azores – Aznar & Bush – que parecen anclados en unas convicciones denostables. Insisten en querer convencer al mundo de sus respectivas posturas que en su día compartió el británico Blair aunque hoy guarda silencio.

El pasado 9 de marzo, tuve el honor de presidir una mesa electoral ubicada en la sede del Ministerio de Educación. Acudió una delegación iraquí acompañada de mandatarios de Naciones Unidas para observar como se celebraban los comicios en España. En sendas conversaciones con algunos de los miembros de la misión pude comprobar el verdadero sentir de ese pueblo.

Mientras los de la perfidia de Azores siguen en sus trece intentando justificar sus respectivas decisiones, lo que queda del país iraquí vive sus calamidades cada vez con menos ánimo y sumidos en una tragedia superior a la que vivieran con el maldito dictador que se pretendía expulsar y que acabó en la horca.

Mientras se dan unas cifras oficiales sobre el número de fallecidos civiles, otras entidades no gubernamentales multiplican el número de muertos por siete para contradecir las cifras autorizadas por los invasores.

España que aparentemente no tenía tropas, sufrió una decena de bajas antes de que el Presidente-electo pudiera efectuar la retirada de aquel territorio en mayo del 2004. Hasta las elecciones de este mismo año, se hizo aparente el desdén de la Casa Blanca al mandatario español por su retirada unilateral de tropas. Sin embargo, el tiempo ha dado la razón a tal retirada.

Asimismo han fallecido 170 soldados británicos y más de 4.000 norteamericanos. Y no digamos el número de bajas y hasta muertes por suicidio que no se contabilizan como bajas de guerra.

¿Y los civiles?
Reconocidos oficialmente se cuentan unos 82.000 aunque una organización independiente dice tener contabilizado unos 600.000 muertos, con más de 4.000.000 de iraquíes desplazados de sus hogares.

Si eso es noble y justo, que baje Dios a decirlo.

Si nuestros líderes necesitan invadir y hacer la guerra cada vez que haya un
dictador oprimiendo un estado o país sin permitir la implantación de la democracia, Bush y sus escuderos tendrían que convocar por lo menos un centenar más de invasiones para erradicar a todos los gobernantes opresores de la libertad de sus súbditos.

¿Es de recibo que el mundo mire hacia otra parte cada vez que se cometa tal perfidia en nombre de la libertad y la democracia?

Ha llegado el momento que todo ciudadano de bien que desee ejercer su propia libertad examine su propia conducta ética como miembro de la comunidad internacional.

Si es cristiano, además debe valorar en su conciencia si el ignorar los atropellos de mandatarios tan pérfidos como Bush y Aznar es permisible entre personas que deban ejercer la caridad e infundir la esperanza.


En estos días de reflexión coincidiendo con el 5º aniversario de una invasión jamás justificada, seamos por un momento un afligido iraquí, o cualquier otro ciudadano de los páises sometidos a las imposiciones de aquellos que predican la democracia mientras practican aquello que dicen querer erradicar.



El fin nunca podrá justificar las formas para lograr el éxito . . . . menos para un ser humano que profese unos principios cristianos . . . .